EL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA GUERRA
De los nueve dirigentes a la cabeza de los diferentes batallones que constituyen el Ejército de Voluntarios de Ucrania, Yana Zinkevich es la única mujer. La presencia de las mujeres en las Fuerzas Armadas Ucranianas sigue siendo reducida, constituyendo el 13% de sus efectivos totales y tan solo el 2,9% de los puestos de más nivel. Unas cifras que no tienen en cuenta a todas las mujeres que, al inicio del conflicto, formaban parte de los batallones de voluntarios.
Pese a todo, la presencia de las mujeres en esta guerra no solo está en la línea de fuego. A lo largo del país, muchas han decidido coordinarse y ser activas desde su posición como civiles. “El círculo de voluntarios es muy amplio, está presente en muchas ciudades. El 90% de los grupos que, por ejemplo, llevan provisiones están dirigidos por mujeres, los hombres suelen ser los conductores o ayudan a mover las cajas” afirma Galina Gocharenko, madre de un soldado abatido en el frente y fundadora de “Soldatsi Prival”, un hostal para soldados en Zaportiyia.
Corresponsal. Verónica Solís
Por cada vida” es el lema del batallón médico “Hospitaliery”, un
batallón famoso por sus rescates en los momentos más difíciles de la zona ATO (los territorios fuera del control del Gobierno
ucraniano). Su base actual se
encuentra en un antiguo orfanato a las afueras de Pavlograd, una pequeña ciudad
del Este de Ucrania. El interior es sobrio, las paredes están decoradas con pequeños
carteles informativos, a excepción de un pequeño tramo donde se amontonan
diferentes objetos traídos del frente -señales de tráfico tiroteadas, cascos,
proyectiles...que nos lleva a un salón donde varios hombres hablan con una
mujer con el pelo púrpura y en silla de ruedas.
Su nombre es Yana Zinkevich y a sus 22 años es la fundadora y
máxima responsable de esta organización.
Los orígenes de Hospitaliery
se remontan a los primeros meses del conflicto, en el año 2014. Tras el fin de las protestas en la
Plaza de la Independencia de Kiev, Yana dejó de lado las pruebas para acceder a
la facultad de medicina de Leópolis y decidió inscribirse, junto con otros
muchos, a uno de los batallones de soldados voluntarios dirigidos, en su mayor
parte, por Pravy Sektor (sector de derecha), un conocido grupo paramilitar ultranacionalista. “No
entendía cómo funcionaba (la guerra). Tras los primeros combates había muchos
heridos, muertos. No había medios, medicinas. Nadie los sacaba de allí ni los
enterraban… Era un caos”. “Durante un bombardeo en Pisky, un capellán me habló
de los hermanos hospitalarios y en ese momento decidí que si sobrevivía crearía
algo parecido”, afirma la joven, en silla de ruedas desde que sufrió un
accidente de tráfico.
Como jefa de medicina
del Pravy
Sektor, Zinkevich dirigió una pequeña unidad hasta
que pudo crear su propia estructura, los Hospitalierys, que desde 2015 forman
parte del Ejército de Voluntarios de Ucrania, organismo incluido dentro de las
Fuerzas Armadas, dirigido por el ultraderechista Dimitri Yarosh, exlíder del Pravy Sektor y ahora diputado del Parlamento ucraniano.
Su presencia en batallas
como la del monumento de Savur-Mohyla, Ilovaisk o en sucesivos momentos
del asedio al aeropuerto de Donetsk,
a Yana Zinkevich se le da una gran
notoriedad en la sociedad ucraniana. “Al poco tiempo la gente se empezó a
involucrar más o a ofrecernos ayuda, con sus autos, trayendo medicinas,
utensilios sanitarios… Poco a poco nos fuimos organizando mejor, formando
brigadas internas, grupos por posición. Ahora, 65 personas trabajan
activamente en cuatro grandes grupos en el frente, en subgrupos de 5 o 6 personas dependiendo de la intensidad de la zona,
sin olvidar a los más de 200 voluntarios reservistas”, explica.
Zinkevich no oculta su descontento con el
Gobierno de Kiev. “No recibimos ningún apoyo económico por su
parte, aunque no nos molestan y eso ya es suficiente. Trabajamos
gracias a las donaciones de voluntarios o de la diáspora ucraniana”, sostiene.
La joven también asegura que, en varias
ocasiones, han ayudado a heridos de las milicias
prorrusas separatistas. “No creamos
esto para trabajar con alguien en concreto, sino para todo aquel que lo
necesite, civiles, soldados, voluntarios,… No es una cuestión de bandos,
entendemos que son personas y nuestro Gobierno puede intercambiarlas por
rehenes. Les dábamos la ayuda necesaria, les transportábamos a un hospital y
los dejábamos a cargo del SBU (Servicio de Seguridad de Ucrania)”, asegura. Informes de
organizaciones como Amnistía Internacional han acusado a ambos bandos de
torturas y ejecuciones extrajudiciales. Los testimonios de prisioneros en
manos de las milicias del Pravy Sektor son especialmente aterradores.
@CulturaRebelde2
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